Hebaristo, el sauce que murió de amor

Uno de los días que más recuerdo fue aquel en que un joven me contó la historia de un tal Evaristo, que vivía en un pueblo y trabajaba en una farmacia. Era un tipo joven pero triste, principalmente porque se había enamorado profundamente de una chica a quien pudo ver muy poco, que solo estuvo un mes y medio en el pueblo, siendo obligada a partir.

Lo que más me llamó la atención fue que también me habló de otro Hebaristo, un sauce, que tenía mucha semejanza con el joven, principalmente porque también esperaba inútilmente la llegada del «polen del amor». Tenían la misma edad (unos 30 años), aires melancólicos, taciturnos. Ambos solían escuchar a sus visitantes, uno en la farmacia, el otro en el campo. Ambos eran solitarios (incluso Hebaristo era el único sauce en un área extensa).

Llegó la desilusión, el envejecimiento. Compartian diariamente sus momentos de soledad. Hasta que un día Evaristo dejó de visitar al sauce, que ya había dejado avanzar la sequedad. Y ese mismo día Hebaristo fue cortado, llevado a una carpintería que confeccionaba ataúdes, acabando su madera como ataúd de su compañero.

Se que la historia es triste, pero ninguna mejor que ella refleja lo que siento algunos días. Soledad, esperar algo que nunca llega, sentir pasar los días sin mayores cambios… pero también -y eso es lo bueno- los lazos que me unen con alguno de ustedes…

2 Responses to Hebaristo, el sauce que murió de amor

  1. bety dice:

    hazme el amor papacito tengo 16 años amor aprovecha

  2. judith dice:

    ayyyyyyyy no se como agradecerte TU ERES EL UNICO Q ESCRIBIO UN PEQUEÑO RESUMEN DE ESETE CUENTO gracias en serio, yo se q pronto encontraras a alguien especial para ti

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